Monday, September 15, 2003

La Patagonia Ocupada

Por Gustavo Calleja

Días pasados, a través de uno de los voceros habituales de la derecha apátrida (Infobae), se hicieron circular supuestas opiniones del Jefe del Ejército Gral. Bendini sobre la ocupación de la Patagonia, tanto por grupos de israelíes o de potencias extranjeras interesadas en las riquezas hidrocarburíferas y acuíferas. El citado General ha negado las afirmaciones que se le atribuyeron y el Gobierno Nacional ha decidido investigar.En realidad, ni el Jefe militar, ni el Gobierno se han referido al fondo de la cuestión, que es reconocer que la Patagonia ya está ocupada por empresas extranjeras, de capital público o privado, pero que actúan protegidas por sus respectivos gobiernos en cuanto afecte sus actividades hiperutilitarias y depredatorias de nuestras riquezas. Por consiguiente, nadie puede ocupar aquello que ya está ocupado. Al igual que en el copamiento hostil de YPF por parte de Repsol, los argentinos somos de madera, pues nunca nos alcanzan los beneficios.La preservación del dominio de la Patagonia fue una constante en nuestra historia, especialmente ante las pretensiones chilenas, que se valían de fuerzas militares, indios traidores e idealistas dudosamente ingenuos. Roca avanzó a fuerza de fusiles, pero no se preocupó del desarrollo posterior, pero si de repartir tierras a sus amigos. Yrigoyen y Alvear, mediante YPF y a través de Mosconi y Baldrich la ocuparon, desarrollándola en base al petróleo y la educación, en una generalizada lucha contra los trusts petroleros internacionales; esa tarea civilizadora fue la que siguieron Perón y Canessa mediante la creación de Gas del Estado y la construcción de nuestro primer gran gasoducto troncal que partía de Comodoro Rivadavia. Para todos los nombrados la Patagonia era sinónimo de petróleo y éste lo era de soberanía. Illia, cambió la orientación de la solución arbitral de los conflictos limítrofes con Chile, pasándola de la Corona Británica a la Corte Internacional de La Haya, y con Conrado Storani planificó y comenzó la ejecución de las grandes represas hidroeléctricas nacionales, entre ellas las del Comahue.De la mano del oscurecimiento menemista, la situación descripta terminó en 1989 y, sin interrupciones, continua en la actualidad. Los hidrocarburos dejaron de tener carácter estratégico y a pesar de que las Leyes de Hidrocarburos y de provincialización del Subsuelo determinen que siguen siendo de propiedad nacional o provincial, la realidad es que están en las manos de concesionarios extranjeros que los explotan sin respetar el ordenamiento legal argentino. Así tenemos que el 95 % de las reservas, producción y transporte de petróleo y gas está en manos de Repsol-YPF (España), Petrobras (Brasil), Chevron-San Jorge (EEUU); Pan American Energy (EEUU), Total (Francia), Tecpetrol (más de Italia que de Argentina), Vintage Oil (EEUU) y Pluspetrol (EEUU).Los oleoductos y gasoductos troncales más importantes tienen su origen en la Patagonia; desde la venta de Pérez Companc a Petrobras todos están en manos extranjeras, al igual que el Polo Petroquímico de Bahía Blanca (Repsol-YPF y DOW), la Destilería de esa misma ciudad (Petrobras) y la también bahiense Planta de fertilizantes (Repsol-YPF y Petrobras). Recordemos que Bahía Blanca es considerada la puerta atlántica de la Patagonia.A pesar que la Patagonia tiene tres gasoductos a Chile, por supuesto, todos en manos extranjeras, incluso chilenas (ENAP), falta gas en ArgentinaLas represas hidroeléctricas, que al igual que la infraestructura hidrocarburífera fue construida con el esfuerzo de varias generaciones de compatriotas, fueron “regaladas” a empresas extranjeras, mayoritariamente chilenas; incluso, en momentos en que no estaban controladas las cuestiones limítrofes. Ello significa que dejamos en manos de un país con el que habíamos tenido conflictos permanentes, el control de las crecientes de los ríos patagónicos y la provisión de energía a nuestros centros consumidores más importantes; como se ve, armas más que poderosas en cualquier discrepancia internacional de importancia, que abundaron en las relaciones con los trasandinos.Dejando el subsuelo y mirando el suelo podemos decir que se mantienen las grandes propiedades de los súbditos de la Corona Inglesa, a los que se han sumado ciudadanos extranjeros, especialmente norteamericanos. La legislación restrictiva sobre el dominio territorial en las zonas de fronteras, como la que delimita los espacios de uso públicos vinculados a ríos y lagos, son desconocidos por los actuales propietarios.Los mares patagónicos, escasamente vigilados, son depredados por flotas de bandera extranjera, en forma ilegal o legal; en este último caso, el actual Gobernador de Buenos Aires, ex Secretario de Agricultura y Pesca en la época en que se concedieron los permisos, todavía está debiendo una explicación a los argentinos, pues en un tema de esta importancia no basta decir que se equivocó. Desde hace varios años, nadie se explica la falta de equipamiento de nuestras fuerzas navales.En tiempo más recientes, de la mano de una ley que concede beneficios desconocidos en cualquier otro país, aparecieron las explotaciones mineras. Está vigente la lucha del pueblo de Esquel para preservar sus condiciones ambientales.De todas esas actividades, las riquezas que les quedan a los argentinos son muy pocas: algunos puestos laborales mal pagos, misérrimas regalías que, generalmente, se compensan por desgravaciones o exenciones con que los argentinos premiamos a los expoliadores. Por el contrario, los daños ecológicos son inmensos, las previsiones para cuando los recursos no renovables se acaben no existen y los perjuicios económicos están cuantificados en el Balance de Pagos y alcanzan a miles de millones de dólares anuales. Gobernadores feudales son la cara visible de estas situaciones.La situación descripta no puede ser desconocida por el Presidente ni por el Jefe del Ejército. Aquí no valen discursos patrióticos recordando a Mosconi, pues solamente tienen importancia los hechos que se hagan en pos de recuperar la Patagonia para los argentinos. Mientras que Mosconi y Baldrich luchaban contra los trusts norteamericano e inglés del petróleo, encabezados por la Standard Oil y la Royal Dutch-Shell, hoy los máximos responsables de los trusts petroleros español y brasileño –los “dueños” incuestionables del mercado- son recibidos con honores por el Poder Ejecutivo, quien sin ninguna necesidad y urgencia, dicta a su pedido Decretos de Necesidad y Urgencia que consolidan el modelo energético neoliberal de la dependencia. La mal llamada federalización del subsuelo, de la que constituye una etapa superior el proyecto de regionalización autónoma de la Patagonia que fuera fogoneado por algunos gobernadores de la región y el ex Presidente Menem, constituye una herramienta fundamental para corroer el poder del Estado Nacional, único posible de ser utilizado con éxito para revertir la situación de extranjerización que padecemos.

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