Se presentaron proyectos de desarrollo alternativo (Año 2004)
Fue en la Feria del Libro, el lunes pasado. Participaron el politólogo José Nun, los economistas Alfredo Calcagno y Salvador María Lozada, del Instituto Argentino para el Desarrollo Económico. Propusieron crear una corporación nacional de desarrollo financiada con la explotación minera y energética. Los problemas políticos del presidente y los conflictos que este modelo alternativo debe superar para imponerse.
Viernes, 23 de Abril de 2004 Por Buenafuente.com
La explotación de los recursos energéticos del país como base para el desarrollo económico no es una hipótesis nueva dentro de la teoría económica local. Los gobiernos de Hipólito Irigoyen, Juan D. Perón y Arturo Frondizi lo consideraron como un elemento clave para el futuro del país. Luego de la crisis de 2001, esta idea vuelve a surgir con fuerza. Pero debe remontar más de una década de políticas que han debilitado la capacidad del Estado nacional para explotar este recurso como política de desarrollo. A pesar de esto, algunos economistas como Alfredo Calcagno afirman que todavía es posible intentar políticas que vayan en esta dirección. Descripción sobre la situación actual“Todavía no se han sentado las bases de un nuevo modelo económico, estamos en momento de transición. El esquema rentístico financiero de los últimos 25 años ha concluido pero estamos lejos de uno que lo supere”, sostuvo Calcagno, quien recordó que lo que se vivió durante el 2001 no fue una crisis cíclica ocasionada por desequilibrios coyunturales, sino el colapso estructural de un modelo neoliberal de crecimiento. “No se trata de aplicar políticas que nos devuelvan a un equilibrio anterior, porque eso ya no es posible. Hay que pensar cómo se crece y distribuye la riqueza para volver a un proceso reindustrializador y de crecimiento sostenido”, describió el Calcagno. En el mismo sentido se expresó el politólogo José Nun. Para él, “el gobierno del presidente Kirchner ha realizado algunos gestos que marcan el fin de una política económica, social e institucional que mostró todas sus falencias durante la década del 90: hay una manera distinta de negociación con el Fondo Monetario Internacional y los acreedores privados, un esbozo todavía muy pequeño de políticas que tienden a la producción y creación de empleos y una relación distinta con las fuerzas armadas y de seguridad”. Sin embargo, según este especialista todavía falta un proyecto para desplegar una política económica de largo plazo, que convierta al país en productor y exportador de tecnología de punta. Los hidrocarburos y la minería como base del crecimientoLos expositores propusieron como estrategia de desarrollo nacional la creación de una corporación de fomento y desarrollo industrial financiada a través de la explotación de los recursos mineros y las reservas de hidrocarburos todavía no explotadas ni licitadas. Según los números que manejan, cerca del 70% de los yacimientos minerales y otra buena parte de las reservas de petróleo y gas se encuentran sin explotar. “Esta corporación nacional debería ser similar al CORFO chileno y podría estar formada por capitales mixtos pero con acción de oro para el Estado. Las AFJP, que manejan los recursos previsionales y poseen alrededor del 33% de la deuda privada del país podrían ser accionistas de este organismo. Con esto podríamos solucionar una buena parte de la deuda con los acreedores privados y encontraríamos una fuente de financiamiento para este proyecto”, sostuvo Nun. La Corporación de Fomento de la Producción (CORFO), creada en 1939, es el organismo del Estado chileno encargado de impulsar la actividad productiva de ese país. Bajo su impulso fueron impulsadas las empresas indispensables para el desarrollo de Chile, como la Empresa Nacional de Electricidad (Endesa), la Empresa Nacional del Petróleo (Enap), la Compañía de Acero del Pacífico (Cap) y la Industria Azucarera Nacional (Iansa), entre muchas otras.A través de planes especiales de desarrollo y una activa política de créditos, aportes de capital e intervenciones directas, CORFO dio un fuerte impulso a actividades como la minería, la electrificación del país, la agricultura, el comercio y transporte favoreciendo el desarrollo de empresas como Laboratorio Chile, Pesquera Arauco, Industria Nacional de Neumáticos (Insa), Chile Films y Manufacturas de Cobre (Madeco).Dificultades políticas, legales y estructurales“Es a través de la nacionalización de los recursos minerales y de hidrocarburos que puede llegar a financiarse esta corporación. Pero antes hay que romper con el esquema de alineación de la década del 90, cuando el control de los recursos energéticos quedó en a manos del sector privado y de empresas internacionales. En este sentido, todavía no se ve ninguna acción del gobierno que vaya a contramano de lo hecho durante la administración de Carlos Menem. Al contrario, a través del Plan de Desarrollo Minero para los años 03/04 se persiste en la explotación del recurso a través de las grandes empresas internacionales. Mientras no tomemos en cuenta que estamos hablando de recursos esenciales, el crecimiento de la economía argentina va a tener un techo y dependerá de la buena o mala cosecha del año”, explicó el presidente del Instituto Argentino para el Desarrollo Económico, Salvador María Lozada.La factibilidad de este proyecto enfrenta otros problemas legales. Si los artículos, 38,39 y 40 de la constitución de 1949 establecían la potestad del Estado Nacional para explotar, regular y comercializar todo lo que tenga que ver con los recursos minerales y energéticos del país, el panorama de estos tiempos es bastante distinto. “Hace unos 20 o 25 días se sancionó una ley en la provincia de Neuquén donde la provincia toma para sí el dominio de su subsuelo, la posibilidad de crear cualquier tipo de explotación y fijar normas de comercialización, lo que supone la facultad de poder decidir sobre precios. Entiendo que en esta materia no se puede vacilar: hay que volver a un control total por parte del Estado Nacional sobre estos recursos y a la pauta fijada en los artículos de la constitución del 49 para poder sostener un modelo de crecimiento basado en la explotación energética”, sostiene Lozada. Uno de los temores de estos especialistas es que se construya un “feudalismo energético” a partir de que las provincias que poseen reservas de hidrocarburos sigan el ejemplo de Neuquén. Si esto ocurriera el Estado Nacional perdería la facultad de desarrollar un modelo de crecimiento.Otro dato que los expositores remarcaron para que este proyecto fuera posible tiene que ver con el apoyo político que se necesita para impulsarlo. “Una estrategia de este tipo – sostuvo Nun- necesita de un alto grado de movilización social. Pero además, de un partido cohesionado atrás de este plan. El presidente Kirchner carece de un partido político alineado detrás de su proyecto y esta es una carencia muy importante porque resta al gobierno de equipos confiables en las múltiples áreas que debe cubrir. Valga este cálculo ejemplificador: un gobierno no puede controlar los aparatos estatales con menos de 5 o 6 mil cuadros que le sean adictos. El gobierno de Kirchner apenas cubre un 10% de ese número”. A pesar de estas dificultades, los expositores piensan que si existe la voluntad política es posible empezar a dar los primeros pasos de este plan.
Viernes, 23 de Abril de 2004 Por Buenafuente.com
La explotación de los recursos energéticos del país como base para el desarrollo económico no es una hipótesis nueva dentro de la teoría económica local. Los gobiernos de Hipólito Irigoyen, Juan D. Perón y Arturo Frondizi lo consideraron como un elemento clave para el futuro del país. Luego de la crisis de 2001, esta idea vuelve a surgir con fuerza. Pero debe remontar más de una década de políticas que han debilitado la capacidad del Estado nacional para explotar este recurso como política de desarrollo. A pesar de esto, algunos economistas como Alfredo Calcagno afirman que todavía es posible intentar políticas que vayan en esta dirección. Descripción sobre la situación actual“Todavía no se han sentado las bases de un nuevo modelo económico, estamos en momento de transición. El esquema rentístico financiero de los últimos 25 años ha concluido pero estamos lejos de uno que lo supere”, sostuvo Calcagno, quien recordó que lo que se vivió durante el 2001 no fue una crisis cíclica ocasionada por desequilibrios coyunturales, sino el colapso estructural de un modelo neoliberal de crecimiento. “No se trata de aplicar políticas que nos devuelvan a un equilibrio anterior, porque eso ya no es posible. Hay que pensar cómo se crece y distribuye la riqueza para volver a un proceso reindustrializador y de crecimiento sostenido”, describió el Calcagno. En el mismo sentido se expresó el politólogo José Nun. Para él, “el gobierno del presidente Kirchner ha realizado algunos gestos que marcan el fin de una política económica, social e institucional que mostró todas sus falencias durante la década del 90: hay una manera distinta de negociación con el Fondo Monetario Internacional y los acreedores privados, un esbozo todavía muy pequeño de políticas que tienden a la producción y creación de empleos y una relación distinta con las fuerzas armadas y de seguridad”. Sin embargo, según este especialista todavía falta un proyecto para desplegar una política económica de largo plazo, que convierta al país en productor y exportador de tecnología de punta. Los hidrocarburos y la minería como base del crecimientoLos expositores propusieron como estrategia de desarrollo nacional la creación de una corporación de fomento y desarrollo industrial financiada a través de la explotación de los recursos mineros y las reservas de hidrocarburos todavía no explotadas ni licitadas. Según los números que manejan, cerca del 70% de los yacimientos minerales y otra buena parte de las reservas de petróleo y gas se encuentran sin explotar. “Esta corporación nacional debería ser similar al CORFO chileno y podría estar formada por capitales mixtos pero con acción de oro para el Estado. Las AFJP, que manejan los recursos previsionales y poseen alrededor del 33% de la deuda privada del país podrían ser accionistas de este organismo. Con esto podríamos solucionar una buena parte de la deuda con los acreedores privados y encontraríamos una fuente de financiamiento para este proyecto”, sostuvo Nun. La Corporación de Fomento de la Producción (CORFO), creada en 1939, es el organismo del Estado chileno encargado de impulsar la actividad productiva de ese país. Bajo su impulso fueron impulsadas las empresas indispensables para el desarrollo de Chile, como la Empresa Nacional de Electricidad (Endesa), la Empresa Nacional del Petróleo (Enap), la Compañía de Acero del Pacífico (Cap) y la Industria Azucarera Nacional (Iansa), entre muchas otras.A través de planes especiales de desarrollo y una activa política de créditos, aportes de capital e intervenciones directas, CORFO dio un fuerte impulso a actividades como la minería, la electrificación del país, la agricultura, el comercio y transporte favoreciendo el desarrollo de empresas como Laboratorio Chile, Pesquera Arauco, Industria Nacional de Neumáticos (Insa), Chile Films y Manufacturas de Cobre (Madeco).Dificultades políticas, legales y estructurales“Es a través de la nacionalización de los recursos minerales y de hidrocarburos que puede llegar a financiarse esta corporación. Pero antes hay que romper con el esquema de alineación de la década del 90, cuando el control de los recursos energéticos quedó en a manos del sector privado y de empresas internacionales. En este sentido, todavía no se ve ninguna acción del gobierno que vaya a contramano de lo hecho durante la administración de Carlos Menem. Al contrario, a través del Plan de Desarrollo Minero para los años 03/04 se persiste en la explotación del recurso a través de las grandes empresas internacionales. Mientras no tomemos en cuenta que estamos hablando de recursos esenciales, el crecimiento de la economía argentina va a tener un techo y dependerá de la buena o mala cosecha del año”, explicó el presidente del Instituto Argentino para el Desarrollo Económico, Salvador María Lozada.La factibilidad de este proyecto enfrenta otros problemas legales. Si los artículos, 38,39 y 40 de la constitución de 1949 establecían la potestad del Estado Nacional para explotar, regular y comercializar todo lo que tenga que ver con los recursos minerales y energéticos del país, el panorama de estos tiempos es bastante distinto. “Hace unos 20 o 25 días se sancionó una ley en la provincia de Neuquén donde la provincia toma para sí el dominio de su subsuelo, la posibilidad de crear cualquier tipo de explotación y fijar normas de comercialización, lo que supone la facultad de poder decidir sobre precios. Entiendo que en esta materia no se puede vacilar: hay que volver a un control total por parte del Estado Nacional sobre estos recursos y a la pauta fijada en los artículos de la constitución del 49 para poder sostener un modelo de crecimiento basado en la explotación energética”, sostiene Lozada. Uno de los temores de estos especialistas es que se construya un “feudalismo energético” a partir de que las provincias que poseen reservas de hidrocarburos sigan el ejemplo de Neuquén. Si esto ocurriera el Estado Nacional perdería la facultad de desarrollar un modelo de crecimiento.Otro dato que los expositores remarcaron para que este proyecto fuera posible tiene que ver con el apoyo político que se necesita para impulsarlo. “Una estrategia de este tipo – sostuvo Nun- necesita de un alto grado de movilización social. Pero además, de un partido cohesionado atrás de este plan. El presidente Kirchner carece de un partido político alineado detrás de su proyecto y esta es una carencia muy importante porque resta al gobierno de equipos confiables en las múltiples áreas que debe cubrir. Valga este cálculo ejemplificador: un gobierno no puede controlar los aparatos estatales con menos de 5 o 6 mil cuadros que le sean adictos. El gobierno de Kirchner apenas cubre un 10% de ese número”. A pesar de estas dificultades, los expositores piensan que si existe la voluntad política es posible empezar a dar los primeros pasos de este plan.